domingo, septiembre 18, 2005

A MI HIJA

Retablo vivo,
de mi cielo.
Altar de mi devoción,
profundo e inalcanzable.
Ave altanera,
de eternidad prendida,
insondable y peregrina,
¿volarás a mi jardín?
Incertidumbre...
asida a mi sangre.
amor infinito,
sin promesa de volver.
Alas blancas
de mi esqueleto;
cumbre de mi ocaso;
eterno barro de mi polvo.
Búcaro florido en mi entierro;
Cielo fértil,
de estrellas acariciadas.
Miel de las acequias de mis pensamientos.