domingo, septiembre 18, 2005

SOLEDADES

Mirar y no ver,
soledad...
Infinito vacío,
hastío rojo y denso
que inflama mi alma.
Volar no puedo,
con alas de plata,
bruñidas de esperanzas vanas,
cinceladas de incertidumbres.
Palabras fatigadas,
que suben de mi garganta al silencio,
muertas y rotas en mi angustia;
disipadas, de amores imposibles.
Soledad...
Compañera...
Preñada de horas bastardas;
rosa de acero afilado,
teñida de sangre prestada.
Lienzo de dolor,
de palmas atravesadas,
niñas e inocentes,
desterradas de naranja,
desde siempre.
Oscuro amanecer,
de infancias perdidas,
en sueños inalcanzables,
azules y agudos.
Aprender la nada,
para volver a ella.
Tristes saetas de vida,
perdidas para siempre.
Muerte y soledad...
palabras fiadas,
a una misma cosa;
único cielo,
sobre nuestra llama.