martes, abril 18, 2006

EDUCACIÓN PARA LA SALUD

Muchos de los que tenemos hijos en edad escolar, cuando recibimos las calificaciones trimestrales, y éstas son buenas, sentimos con regocijo una especie de instinto premonitorio de que el destino de nuestros deudos se alinea con el futuro que ansiamos para ellos. La mayoría, quizá adocenados por siglos de ortodoxia educativa, observamos el universo de asignaturas que tapiza el boletín informativo como el que contempla las estrellas: sabemos que todas titilan, pero no nos preocupamos de si falta alguna. Tal vez ahí esté el error de administraciones y educadores, ya que con que sólo nos asomemos de soslayo a la realidad que acucia a nuestros escolares comprenderemos que no sólo las Matemáticas, la Lengua, la Educación Física y, verbigracia, el Inglés, son armas suficientes para luchar, por ejemplo, contra la drogadicción, los trastornos alimenticios, la enfermedades de transmisión sexual y hasta la sexualidad mal entendida. Por supuesto, los progenitores y/o tutores tenemos también responsabilidad en estos asuntos, pero lo que sí está claro es que la Escuela, de una manera colegiada, ha de garantizar unos mínimos en todo aquello que tenga que ver con el desarrollo humano de la población escolar.
No me extraña que por este motivo, recientemente, el sindicato de enfermería SATSE de Córdoba, a través de su secretario provincial Manuel Cascos, pusiera el dedo en la llaga dejando entrever que en el diseño curricular de nuestros alumnos falta una asignatura: Educación para la Salud. Estoy convencido de que si una enfermera educara a nuestros hijos en todo aquello que a su salud conviene, además de ahorro en la sanidad española, conseguiríamos que el hado que deseamos para nuestro alumnado estuviera mucho más cerca de ser un futurible.
Diario CÓRDOBA (29-III-06)
fdancausa@wanadoo.es