jueves, marzo 16, 2006

POLÍTICA DE TALLAS


Les aseguro que uno, de tanto abrir su alma a los medios de comunicación con la intención más positiva, llega a desarrollar una especie de callo en la psique afectiva que lo insensibiliza del roce áspero y mordiente de las, en su mayoría, luctuosas y turbias noticias que nos sirve la actualidad. No obstante, a veces, hay informaciones que no nacen para apelar a nuestros sentimientos, sino que abren con toda naturalidad una ventana a la esperanza. Este es el caso de la nota informativa que recientemente recogía este periódico y en la que la consejera andaluza de Salud, María Jesús Montero, apoyaba sin rebozo la retirada inmediata, de tiendas y pasarelas, de las tallas de ropa femenina 34 y 36, que como edictos inquisitoriales condenan a muchas de nuestras jóvenes a la lenta hoguera de la anorexia y la bulimia. En mi caso, que tengo una hija adolescente, la noticia sólo se ha presentado como una abeja en un erial, es decir, inoportuna, y no digamos en el caso de las que ya son víctimas del III Reich Andrógino de la Moda, pero lo que si está claro es que para esas futuras doncellas que aún modelan sus hechuras en la indiscutible perfección de la infancia, la voluntad política puede ser quien las libre de la estética de ciertos pervertidos con éxito, cuya misoginia enfermiza salta del patrón a las pasarelas y de estas a los telediarios prime time.
Es obvio que ha llegado la hora de pasar de la teoría a la práctica si queremos que la política sea, como reseñaba Gwinnet Bierce, la conducción de los asuntos públicos para el provecho de los particulares. Quizá, dentro de poco en los backstage de las pasarelas, en vez de ver a modelos amojamadas matando el hambre con barritas hipocalóricas, veamos top models macizorras, como las de la diseñadora de tallas grandes Elena Miró, blandiendo un buen bocata de chorizo. Aunque para ello aún debemos implementar una política de tallas…dignas.

Diario CÓRDOBA (15-III-2006)