jueves, enero 11, 2007

MASCOTAS ILEGALES


Recientemente un telediario nos servía crudo un reportaje en el que con cámara oculta se nos mostraba el cruel periplo de un grupo de animales venidos del este de Europa para nutrir los expositores de las tiendas de mascotas. La mayoría eran perritos de pocos días que hacinados en jaulas como carne al vacío soportaban los tres días de viaje que se emplean en cubrir el recorrido España-Hungría. Por supuesto, y según comentaba a cámara sin rostro uno de los implicados en esta felonía animal, el trayecto se realizaba sin ningún tipo de paradas para no levantar sospechas de la ilegalidad del porte. No hace falta tener mucha imaginación para percatarse de que muchos de los animalitos que viajaban en aquella furgoneta de la muerte llegaban no sólo extenuados sino incluso muertos. Aún así el negocio está garantizado, ya que exonerados de los gastos aduaneros y veterinarios desde el origen al destino los vivos dejan pingües beneficios. Aquellos que no estén familiarizados con los animales irracionales puede que al enfrentarse con esta realidad de maltrato se queden tan panchos pensando que el mundo de los sentimientos es un estadio exclusivo de la raza humana, y que por ende estas criaturas tienen entumecida de irracionalidad su conciencia afectiva, pero los que felizmente acompañamos nuestros días con una mascota hemos aprendido a fuerza de cariño regalado que, por ejemplo, entre un perro y un hombre el amor recíproco es tan diáfano que no requiere palabras; aunque los que sí requieren unas palabras de ánimo son los responsables del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (SEPRONA) que en aquella crónica periodística reconocían sin sonrojo saber por dónde entran estos hampones a la península, pero no su destino. Está claro que estos periodistas lo han averiguado. Por qué no ellos.

Publicado en Diario CÓRDOBA el 10 de enero de 2007